Victoria se lamenta. No pudo controlar un balón que la dejaba sola frente a la portería. Rápidamente, Asma se acerca y la anima. Le choca la mano y le da un golpecito en la espalda. Victoria tuvo que irse de Rusia por formar parte del colectivo LGTBI. Asma no puede volver a Pakistán, donde sufría un matrimonio forzado. Nunca le habían dado patadas a un balón. Ahora, juegan en un equipo de fútbol para refugiadas y solicitantes de asilo creado por el Ramassà.