Hay quien está abonado a las hazañas. Quien, cada día que afronta es con la mentalidad de seguir creciendo con nuevas metas. Hay quien lo hace con cosas mundanas y terrenales, como podrían ser aprobar un examen o completar la tarea encomendada en el trabajo. Y luego está Kilian Jornet. El ultracorredor catalán no entiende de límites: siempre hay una cima más alta, un recorrido más exigente o un nuevo reto que afrontar. Esta vez, para ello, Kilian ha vuelto a sus orígenes. En una temporada complicada, truncada por una grave lesión sufrida en el Himalaya que le ha apartado de la competición, ha decidido volver a las montañas que le vieron crecer. En los Pirineos, donde se enamoró de la montaña y descubrió su talento innato para el trail, ha vuelto a hacer historia: 177 cimas de más de 3.000 m en 8 días. Y, lo mejor, es que no lo ha hecho para sumar un nuevo hito a su palmarés, sino por amor.