ESCOCIA-INGLATERRA
Inglaterra aterriza en Murrayfield para medirse a una Escocia a la que le ha ganado uno de los seis últimos partidos. Esta podría ser la cuarta Calcutta consecutiva para los caledonios, racha que solo han encadenado una vez en la historia. Y el partido llega en un contexto muy especial, con Steve Borthwick mudando el patrón de juego inglés y su nuevo gurú de defensa, Félix Jones, implantando un nuevo playbook.
Decía esta semana Jones precisamente que “hemos analizado más de 100 touches de Escocia”. Hace bien porque los de cardo han convertido el saque lateral en un arma letal, la mejor plataforma de relanzamiento, da igual dónde se produzca. Escocia no ha perdido un line-out en los tres últimos partidos contra Inglaterra. Además, el pasillo agrupa a la delantera en un lateral dejando el campo limpio para el despliegue del juego abierto escocés, donde aparece la expansiva línea de los Townsend.
El seleccionador caledonio, que llegó a pasar una semana en Manchester analizando al City de Guardiola, está sacando brillo a la magia del Finn Russell más maduro que hemos visto nunca. El apertura escalona a ‘Huwipulotu’ esa explosiva pareja de centros mutantes (Huw Jones y Sione Tuipulotu) que se activan escalonadamente para leer las defensas rivales. Aún flota en el recuerdo aquel pase hipnotizador de Russell sobre su línea de 22 saltándose a dos defensores para que Jones apareciese en el intervalo rompiendo la cortina defensiva inglesa. ‘El pase del siglo’ lo bautizó la prensa británica entonces. También está fresca la estampida del año pasado de Duhan van der Merwe en Twickenham y saliendo de su línea de 40 para dejar atrás a seis ingleses y lograr un ensayo catedralicio.
Para frenar esto, Borthwick ha decidido salirse por primera vez “pan y mantequilla” y aumentar el menú. Hay varios cambios en el XV, unos por obligación y otros por decisión técnica. Con Genge gana dinamismo en la primera, donde actuará con George y Cole. Regresa uno de los eternos rebeldes del rugby inglés, Danny Care, que cubrirá la baja de Mitchell al pie de la melé en su partido número 99 con la rosa en el pecho. Y atrás hay una sintomática revolución en la línea donde apuesta por la potencia de Ollie Lawrence en el 12 y coloca al fondo del pasillo a Furbank. Lo que significa que planea jugar con las pelotas que descuelguen si Finn se anima a cruzar patadas. Furbank, notable jugador de cricket, es un playmaker que genera juego porque es un 10 disfrazado de 15. Pierde poder aéreo con respecto a Steward, pero gana lateralidad en defensa y, sobre todo, mucha creatividad para generar más peligro en las transiciones. Furbank, que fue maltratado por Eddie Jones, ha sido recuperado por Borthwick para su nueva propuesta. El zaguero de Northampton ha ganado cuatro kilos para ganar contundencia en el contacto y ha tenido largas charlas con Andrea Furst, la psicóloga de la Federación Inglesa. Furbank es tan exótico como un aguacate en el tedioso menú inglés.
No será un partido que marque nada de cara al torneo, más allá de la prestigiosa Calcutta, pero otra derrota inglesa sería alarmante. Hay que recordar que desde 2018 acumulan un miserable 17% de victorias ante Escocia, su eterno enemigo. Un ratio peor al que tiene con Nueva Zelanda, Francia o Sudáfrica. Y todo ello con un punto de inflexión que la prensa escocesa recordaba estos días, la pelea en el túnel de Murrayfield entre Ryan Wilson y George Ford antes del partido de 2018, al que llegaban los del cardo acumulando 10 derrotas seguidas. Desde entonces Inglaterra ha ganado un partido de seis y encajado cuatro derrotas, las tres últimas de forma consecutiva.
IRLANDA-GALES
Rob Howley es todo un personaje. Recuperado por Gatland para el staff de Gales después de estar un tiempo inhabilitado porque se le fue la mano con las apuestas, el que fuera bullicioso medio melé advertía que propondrían “caos” ante Irlanda. Si nos hubieran dicho que un equipo de Gatland iba a proponer el caos preguntaríamos dónde está escondida la cámara. Pero la realidad es que estos dragones jóvenes e impetuosos se crecen en la anarquía de los partidos sin dueño. A punto estuvieron de remontar un 0-27 ante los escoceses y contra Inglaterra llegaron 14-5 en el descanso, pero sumaron ni un punto en el segundo período y cayeron 16-14. Más allá del caos, lo que si está claro es que tienen dos caras, que en cada partido tienen una parte de cal y otra de arena.
Buscando esa consistencia, propondrán una orgía oval en Dublín ante el budolzer irlandés para tratar de salir victoriosos de un lugar donde no ganan desde 2012. El descaro del back three galés (Rio Dyer, Josh Adams y Cameron Winnett) y la insana capacidad de placaje de su delantera son sus armas ante una Irlanda que está asfaltando el calendario camino de otro Grand Slam. Si ganan será la 11ª victoria consecutiva en el torneo de los del trébol, igualando la marca de los ingleses en 2017.
Se miden los dos equipos que más se relacionan con la pelota y que más cargas generan (Irlanda 281 y Gales 260), pero los de verde son más eficientes (431 metros) que los dragones (334). Además, los de Andy Farrell son más dinámicos acelerando los rucks, donde pasan en el 59,17% de 0 a 3 segundos, en un 25,23% de 4 y 6 y un 10,09% con rucks de más de 6 segundos. Gales, por su parte, ralentiza más el juego pasando 34,43% en rucks rápidos y llegando al 42,45% en las abiertas que se extienden por encima de los cuatro segundos.
Los focos se centrarán en Ciaran Frawley, que suple con la camiseta 15 a Hugo Keenan en los de la isla Esmeralda y al joven capitán galés, Dafydd Jenkins, que se ha ganado el brazalete tanto en el campo como en la sala de prensa. Además, Dan Sheehan, el talonador irlandés, lidera la tabla de anotadores de ensayos con tres posados en dos partidos. El récord de ensayos en un torneo es de ocho y lo estableció el inglés Cyril Lowe en 1914, siendo igualado en 1925 por el escocés Ian Smith. Si Sheehan mantiene su promedio terminaría con siete en esta edición.
FRANCIA-ITALIA
Italia visita Francia para medirse a los de Galthie, que a punto estuvieron de alargar su depresión ante Escocia. Solo una brillante maniobra del joven ala Louis Bielle-Biarrey rescató a los del gallo y les dio un triunfo (16-20) que les saca de apuros, pero no maquilla su crisis de juego. Dañados estructural y anímicamente por la devastadora victoria en el partido inaugural ante Irlanda, para el duelo ante la voluntariosa Italia, Galthie hará dos cambios: el capitán Grégory Alldritt deja su sitio por lesión en el muslo izquierdo a François Cos al fondo de la melé. Y como toda Francia esperaba, la nueva figura mediática del rugby francés, el niño Posolo Tuilagi (19 años y 149 kilos) debutará como titular con los Bleus en la segunda fila. El ‘catalán’, juega en Perpignan, suple a Gabrillagues y formará pareja con Cameron Woki.
En Italia lo más llamativo es que Quesada sigue probando en la posición de medio melé, por la que han pasado tres jugadores en tres jornadas. Después de Alessandro Garbisi ante la primera jornada y Stephen Varney en la segunda, ahora será titular el ‘francés’ Martin Page-Relo. Otro francés, nacido y criado en el país galo, Ange Capuozzo, volverá a ser la estrella de los azzurri desde la posición de zaguero. Y sigue costando creer cómo ha desaparecido Tomasso Allan de la selección después de ser suplente ante Italia, parece haber decidido retirarse por un tiempo de la selección, dicen las malas lenguas que descontento con su nuevo seleccionador, el argentino Quesada.
Nada hace pensar que Francia no pase por encima de los italianos salvo la irreductibilidad de estos, que les ha hecho competir más dignamente en muchos partidos de las dos últimas ediciones del torneo. En este 2024 se quedó en la orilla ante Inglaterra en Roma (24-27), y en Dublín fue arrollada por los de verde, aunque ofreció buenos momentos de rugby que no se reflejaron en el marcador. Quesada conoce bien el rugby francés y eso puede ser un arma para los transalpinos, que trataron de sacar rédito de la depresión en la que se haya instalado su rival.