Hasta la fecha, ‘Del Revés 2’ lleva recaudados casi 1.500 millones de dólares en todo el mundo, y eso la convierte en la película más taquillera de lo que llevamos de 2024 y la más taquillera de todas las producidas jamás por los estudios Pixar. La cifra también la coloca en el tercer lugar en la lista de películas animadas que más han recaudado en todo el mundo a lo largo de la historia, aunque está a punto de escalar posiciones.
En España ya ocupa el primer lugar de ese ránking: por el momento roza los 35 millones de euros de reaudación en taquilla (la cifra exacta a 14 de julio era de 34.840.237 euros). Más de cinco millones de españoles, en concreto, 5.227.614, han ido al cine a verla. Un fenómeno que la sitúa en lo más alto del podio del cine en lo que llevamos de 2024, muy alejada de la segunda posición, que es para ‘El reino de los planeta de los simios’, con 1.013.688 y a la espera del previsible buen resultado que obtendrá ‘Padre no hay más que uno 4’.
Los deslumbrantes datos han provocado incontables suspiros de alivio tanto en los despachos de Pixar, una compañía que llevaba un tiempo aquejada de crisis creativa y comercial y que necesitaba urgentemente un triunfo como este, como entre el conjunto de la industria de Hollywood, que durante el primer semestre del año había logrado unas cifras de taquilla generalmente decepcionantes. Por supuesto, nadie esperaba que ‘Del Revés 2’ fracasara comercialmente pero, del mismo modo, nadie le auguraba un éxito tan apabullante. Y por eso es lógico preguntarse: ¿qué ha pasado? ¿Cómo se explica tanta capacidad para atraer al público?
Algunos de los argumentos al respecto son más o menos previsibles. En primer lugar, y aunque quizá las familias sigan siendo menos proclives que antes de la pandemia a pisar las salas -y Pixar, que a lo largo de ella estrenó sus películas directamente en ‘streaming’, es en cierta medida responsable por ello-, el cine animado dirigido principalmente a un público infantil suele funcionar bien en la taquilla, en parte porque los niños siempre van al cine acompañados; también estrenada este año, ‘Kung Fu Panda 4’ recaudó más de 500 millones de dólares, y ‘Super Mario Bros’ logró convertirse en la segunda película más taquillera del mundo en 2023, con una recaudación de casi 1400 millones de dólares.
‘Del Revés 2’, asimismo, ha contado con la ventaja de poder explotar la impecable marca creada por la película de la que es continuación, ‘Del revés’ (2015) una de las producciones de Pixar más valoradas por la crítica y queridas por el público. En ese sentido, poco ha importado que esa predecesora se estrenara hace casi una década porque, gracias a al mercado doméstico primero y al ‘streaming’ después, incluso quienes por entonces no habían nacido o eran solo niños de teta tuvieron ocasión de rendirse a sus encantos antes del estreno de la secuela. Y quienes en su momento vieron la original en el cine siendo adolescentes, hoy son adultos ansiosos por ir a ver su continuación, con sus hijos si es que los tienen.
Es fácil encontrarle otras interpretaciones al poder de convocatoria de ‘Del Revés 2’; por ejemplo, que al estrenarse no encontró grandes competidoras con las que medirse en la cartelera, y que el mundo anda necesitado de más películas que, aunque toquen asuntos muy serios, le hagan a uno salir del cine sonriendo. En cualquier caso, la más excepcional e interesante de todas ellas es esta otra: como muchos otros ‘blockbusters’, ‘Del Revés 2’ ha basado buena parte de su atractivo comercial en la popularidad de su personaje principal. Y lo que distingue a esa protagonista es que, a diferencia de James Bond o Spider-Man, ella conecta por igual con mocosos, adolescentes, veinteañeros, padres y abuelos. Su nombre es Ansiedad.
El trastorno mental ‘de moda’
‘Del Revés’ (2015), recordemos, se introdujo en la cabeza de una niña, Riley, para observar las interacciones entre Alegría, Tristeza y el resto de emociones que la controlaban, y para constatar cómo Alegría acababa entendiendo el importante papel que la tristeza cumple en nuestras vidas mientras crecemos. Y en ‘Del Revés 2’ el mundo de Riley ha entrado en crisis a causa de su repentina entrada en la pubertad y su inminente ingreso en el instituto, y por el dominio de su mente pugnan emociones nuevas entre las que de inmediato cobra protagonismo absoluto la ansiedad.
Se trata de una premisa con enorme capacidad para generar empatía porque, como sabe cualquiera que haya prestado un mínimo de atención últimamente, ese problema de salud mental en particular se ha convertido en algo parecido a una epidemia tanto entre los adolescentes -sobre todo- como entre los adultos como consecuencia de las redes sociales, la pandemia y nuestra relación con el ámbito laboral. En cualquier caso, la conexión que el público ha establecido con la película tiene una explicacón más compleja.
Desde hace un tiempo, la salud mental se ha convertido en asunto omnipresente en la conversación pública. Vivimos el apogeo de una cultura terapéutica -el sociólogo Philip Rieff fue quien primero habló de ella, a mediados de los 60-, en la que el lenguaje y los conceptos de la psicoterapia se han propagado más allá de los confines de lo clínico para invadir el lenguaje social en su conjunto. Como consecuencia, hoy el conocimiento psicológico más extendido proviene de lo que conocemos como ‘psicología pop’, la transmisión de teorías y conceptos del ramo a través de manuales de autoayuda, revistas, programas de televisión y redes sociales.
El auge de ese fenómeno sin duda ayuda a explicar tanto el éxito de la película de Pixar como el de ‘El monstre de colors’, cuento infantil creado por Anna Llenas que desde su publicación en 2012 ha sido traducido a más de 40 idiomas y vendido seis millones de ejemplares. La simplista estrategia que la una y el otro comparten, reducir la identidad de la persona a un puñado de emociones compartimentadas, en cualquier caso se ha mostrado efectiva cara al aprendizaje emocional de niños y púberes.
Que también los adultos la consideren útil -su respuesta a ‘Del Revés 2’ demuestra que lo hacen- sería otra consecuencia de la cultura terapéutica. Tal y como Christopher Lasch avanzó en ‘La cultura del narcisismo’ (1979), la sociedad moderna ha convertido en patologías lo que antiguamente no eran más que respuestas emocionales desagradables ante las presiones de la vida. En oras palabras, el individuo se ha vuelto menos tolerante y más vulnerable frente a situaciones desagradables que antes se consideraban cotidianas; más infantil, si se quiere, y más necesitado de la aprobación y los mimos que Instagram puede proporcionar.
Las redes sociales están llenas de ‘influencers’ que nos dan recetas para tratar nuestros problemas psicológicos, de millones de posts con ‘hashtags’ como #trauma o #depression, de miles de ‘podcasts’ dedicados a la salud mental que no siempre son un ejemplo de rigor en el uso de conceptos como TOC o TDAH. La popularización de los trastornos mentales corre el riesgo de convertirlos en algo ‘trendy’, como un símbolo de estatus, o como esos colgantes que la firma estadounidense Bando sacó a la venta hace unos años, personalizados con palabras como “Depresión” o “Bipolar”. Aquellas joyas fueron criticadas por mercantilizar la enfermedad mental. ¿Dirán lo mismo del muñeco Ansiedad, uno de los productos de ‘merchandising’ generados por ‘Del Revés 2’ que a buen seguro más triunfan en las jugueterías?
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