Desde hace un par de años una de las enfermedades sobre las que más se habla en ámbitos tan dispares como las consultas médicas o las redes sociales, es el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino (SIBO). Esta patología se define como la presencia de un excesivo número de bacterias en el intestino delgado.
Y como consecuencia de ello pueden aparecer síntomas gastrointestinales tan inespecíficos, como hinchazón, dolor abdominal, meteorismo (exceso de gas dentro del intestino), ruidos intestinales (borborigmos), flatulencia, diarrea o estreñimiento.
Molestias que son comunes a muchas otras patologías digestivas, sobre todo, “enfermedades funcionales digestivas, como el Síndrome del Intestino Irritable (SII) o la dispepsia funcional” o la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII).
Por eso, “sin un correcto diagnóstico los síntomas pueden no estar provocados por el SIBO y recidivarán a pesar del tratamiento pautado”, señala el doctor Cecilio Santander, experto de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) y jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario de La Princesa (Madrid).
Y es precisamente este punto el que preocupa a los especialistas en digestivo, porque la popularización del SIBO ha llevado a una situación de sobrediagnóstico, resultando así un diagnóstico incorrecto e infructuoso el tratamiento ofrecido.
Cambios en los criterios diagnósticos
Como señala el doctor Santander, para evitar en la medida de lo posible el diagnóstico equivocado, es necesario precisar los criterios diagnósticos.
La forma más certera de diagnosticar el SIBO sería la realización de una gastroscopia para tomar una muestra del líquido intestinal y realizar un cultivo.
El problema es que “es una prueba invasiva y costosa”, por lo que, de forma alternativa, se emplean métodos indirectos, como es el test de aire espirado (TAE) que “presenta una especificidad más baja, en torno al 83%”.
Además, para realizar este test el paciente debe tomar un preparado que, en general contiene una azúcar sintética llamada lactulosa, aunque el doctor Santander recomienda el uso de la glucosa en esta prueba, ya que ofrece una mayor especificidad y sensibilidad.
En todo caso, un correcto diagnóstico del SIBO requiere una indicación adecuada del test a utilizar y, sobre todo, “que esos resultados sean evaluados por personal formado y experto en la interpretación de los tests funcionales digestivos” porque si no, “se hace un uso generalizado de estas pruebas” que, “sin estrategias de diagnóstico previas llevarán a un tratamiento ineficaz”.
Por otro lado, “teniendo en cuenta que hasta un 20% de personas sanas puede resultar positivas en los test indirectos de SIBO”, declara.
- “Hay que elegir cuidadosamente la prueba diagnóstica para emplearla en pacientes bien seleccionados”.
Dentro de este tipo de pacientes destacan a aquellos que más probabilidades tienen de sufrir SIBO, como los que han sido sometidos a cirugías intestinales o que padecen alguna enfermedad que altera la motilidad intestinal.
Un tratamiento que alivie los síntomas
Otro de los problemas con el que se encuentran los expertos es que al estar sobrediagnosticado, los tratamientos usados para el SIBO, como los antibióticos, pueden estar tomándose sin necesidad ello y sin acabar con la causa de las molestias gastrointestinales.
Como explica el doctor, el SIBO es consecuencia de una causa subyacente y “esa es la verdadera estrategia diagnóstica” porque si no se identifica esa causa “no podemos revertir o mejorar el SIBO”. Por esto, el tratamiento “debe centrarse en mejorar el síndrome clínico y no limitarse a negativizar el test de aire espirado”, así como tampoco debe hacerse uso de antibióticos de forma sistemática en pacientes con patologías funcionales muy prevalentes como el Síndrome del Intestino Irritable (SII).
En definitiva, el especialista en digestivo señala que el objetivo esencial del tratamiento debe ser que el paciente mejore de sus síntomas, y esto solo va a ser posible si, además de estar correctamente diagnosticado, cuenta con profesionales médicos especializados en este síndrome,.
- “Un diagnóstico inadecuado de SIBO conduce a un tratamiento ineficaz que retrasará la identificación de la patología que ocasiona los síntomas del paciente”.