Tiger Woods camina estos días de US Open por el verde del campo de Pinehurst (Carolina del Norte) con una joven figura a su estela. Allá donde va, le sigue su hijo Charlie, de 15 años. Y no va en silencio. Al Charlie se le ve instruyendo a su padre sobre el swing o el putt. Es el mundo al revés. El aprendiz ayudando al maestro, en este caso al golfista más trascendental de la historia.
En el Masters ya se vio al joven Woods deambulando detrás de su padre, haciendo señas, gesticulando, como si fuera un asistente, ofreciendo consejos a la superestrella de 48 años. Y ahora, en los días previos del US Open que empieza este jueves, volvieron a contemplarse escenas idénticas. Tenían un punto cómico. O tierno, si se prefiere.
“Confío en él con mi swing y mi juego. Lo ha visto más que nadie en el mundo”, explicó Woods en una rueda de prensa de esta semana. “Él me ha visto golpear más pelotas de golf que nadie. Le digo qué buscar, especialmente con el putt, y él entonces me da su opinión”.
Woods, que participa en el Grand Slam por invitación, ha tenido diferentes entrenadores de swing a lo largo de su carrera, aunque ahora lleva sin un instructor oficial durante algún tiempo. Aunque conozcan muy bien sus propios golpes, no es extraño que los grandes jugadores recurran a algún tipo de ayuda ocasionalmente.
En este caso, para Tiger existe una explicación tan técnica como sentimental. “Tenemos una gran relación y compenetración, y es una experiencia maravillosa para ambos”, dijo. El chico se ha podido unir a su padre toda la semana al concluir sus clases en el instituto.
Conexión padre-hijo
Charlie juega en categoría junior y no figura entre los mejores prospectos de EEUU, pero sus actuaciones en los greens recibe una atención mediática y en redes sociales desbordantes. Las escenas vistas estos días han adquirido también cierto simbolismo emocional: por un lado, un chico que comienza su carrera, que ya se verá hasta donde llega; por el otro, un golfista veterano luchando contra el paso del tiempo y un cuerpo maltrecho y golpeado por un terrible accidente de tráfico.
“Es una forma de extender la relación padre-hijo que tenemos. Él juega mucho al golf juvenil y yo sigo jugando aquí. Y para Charlie es genial ver de cerca a los jugadores que sigue por televisión, YouTube, TikTok o lo que miren ahora”, se explayó Tiger sobre la experiencia.
Juego renqueante
Desde su accidente automovilístico en febrero de 2021, del que tuvo suerte de salir vivo, Tiger ha limitado mucho sus participaciones en torneos. Y en los que juega no logra acercarse mínimamente a la sombra de lo que fue. Desde ese siniestro de tráfico que le dejó malherido, su mejor resultado ha sido un puesto 45 en el Genesis Invitational de 2023.
No parece, pues, que esté en condiciones de repetir triunfo en un gran torneo, el US Open, que ha ganado en tres ocasiones en su carrera. En total ha conquistado 15 ‘majors’. Tampoco lo ganará seguro Jon Rahm, ausente por una lesión en un pie.
“Necesito jugar más. Físicamente, estoy mejor de lo que estaba en abril. Todavía tengo más camino por recorrer, muchas mejoras por hacer físicamente, y espero que mi equipo y yo podamos lograrlo en Pinehurst”, ha declarado Tiger. En ese equipo figura, claro, Charlie.