Uno de los timos de moda que venden famosos como la periodista y presentadora Ophra Winfrey es que si quieres intensamente una cosa la consigues sin más, avisa Santi Alverú (Oviedo, 1992), “porque si fuera así todos nos hubiésemos acostado con Bran Pitt o tendríamos al menos un millón de euros en el banco”, subraya. El actor, guionista, monologuista, crítico y director de cine español se compadece del sufrimiento de las ‘celebrities’ en ‘Demasiado famosos’ (Aguilar) porque “la fama les hace estúpidos”. El joven cómico asturiano, famoso por su colaboración en ‘Zapeando’ o por haber sido nominado como actor revelación para los premios ‘Goya’ por su papel en ‘Selfie’, afirma desde dentro en este ensayo sorprendente que “la fama no sirve para nada bueno, solo te hace infeliz”. Alverú está convencido de que hasta Georgina Rodríguez sería más feliz con la mitad de su actual exposición mediática. “La fama nunca corresponde a méritos propios sino a las circunstancias”, añade este polifacético artista que fantasea a veces con vivir otras vidas idealizadas, como la de ser panadero en Kentucky.
Dígame, Santi: ¿Es usted acaso un cómico con ambición filosófica?
No, en absoluto. Como me dedico a la comedia, me gusta ver el mundo, interpretarlo y contárselo a otros a través de mis ojos.
Así que quiere abrir los ojos a la gente con ‘Demasiado famosos’.
Sí. Como persona dedicada al entretenimiento y periodista cultural he visto los engranajes de un mundo que normalmente nos ocultan para no enseñar sus tripas. Hay una voluntad en el libro de contarle a los espectadores por qué pasa lo que pasa en sus pantallas, por qué desaparece un programa o un presentador…Soy una anomalía porque, aunque pertenezco al mundo del espectáculo quiero contar lo que pasa dentro.
¿Y qué pasa dentro? ¿Cambiará mi mente al ver la televisión después de haber leído su libro?
Espero que la gente sea capaz de analizar las razones por las que pasan las cosas. No quiero que dejes de ver un programa, sino que lo empieces a ver con un espíritu crítico y no te creas todo lo que ves. Vivimos un tiempo en el que la ideología lo impregna todo y está bien que seas capaz de advertirlo. Cuando vendes un producto, la promoción que se hace de él no suele ser muy honesta.
¿Cuál es la mayor falsedad que encubre la fama?
La fama no sirve para nada bueno, solo te hace infeliz. Da igual que la gente vea a actores suicidándose o estrellas del rock deprimidas, la mayoría piensa que son personas muy privilegiadas y no lo son.
La fama no sirve para nada y solo hace estúpidos a los famosos
¿No es Georgina Rodríguez una privilegiada?
Lo es en el sentido del dinero que tiene, de su pareja, sus amigos y el tren de vida que lleva, pero la exposición pública a la que se ve sometida no creo que la haga feliz. Estoy seguro de que si pudiese conseguir lo mismo con la mitad de la exposición lo firmaría sin pensárselo.
¿Estarían mejor callados los famosos en vez de dar consejos sobre qué debemos hacer con nuestras vidas?
Depende de que quién hablemos, pero hay un exceso de reverencia y atención hacia el famoso. No entiendo cómo el público siente que un famoso le puede ayudar con sus consejos mejor que un amigo.
¿Son en general estúpidos los famosos?
No, pero la fama les hace estúpidos. El famoso no es nada por el hecho de serlo, es un ser que padece de aislamiento, de superstición y de relaciones más primarias. Todo eso que padece lo corrompe y ahí aparece la estupidez.
¿Por qué los artistas en España suelen defender posiciones de izquierda?
Las posiciones de izquierdas, si las entendemos como progresistas, tienen sentido en un gremio como el de los actores y artistas en general porque el mejor arte vive en las esquinas del sistema, es contestatario y lucha contra lo establecido por el conservadurismo.
El mejor arte vive en las esquinas del sistema y es contestatario
¿Se llega a ser famoso por méritos propios o por las circunstancias?
La fama nunca corresponde a méritos propios sino a las circunstancias.
¿No es merecida la fama de Rafa Nadal, entonces?
Es un ejemplo clarísimo. La imagen de Rafa Nadal es impoluta. Es un grandísimo tenista, pero luego, si lo analizas ves que tiene muchas facilidades añadidas para ser famoso. Primero, se dedica al tenis que mueve una industria millonaria con marcas y patrocinios de primer nivel. Eso no le pasa, por ejemplo, a un gran piragüista. No olvidemos además que Rafa Nadal es hombre y la publicidad del deporte masculino está a años luz del femenino.
Rafa Nadal argumenta que genera lo que gana.
Sí, claro, pero por el apoyo de grandes marcas.
¿Es pura y dura publicidad lo que nos venden los famosos?
La línea entre lo que es o no es publicidad es hoy en día muy delgada. En España, afortunadamente, está muy regulada en la televisión. Otra cosa son las redes sociales, donde la regulación aún es menos estricta. Cuando los ‘influencers’ trabajan con marcas no hacen una venta directa, pero están promocionando esa marca. ¿Es eso publicidad? A mí me parece que sí, pero la regulación de esa publicidad está aún en pañales.
Usted se queja del ‘influencer’ que pasa de venderle cremas a tratar de llevarle a otra religión. ¿Qué papel ejercen hoy, en su opinión, los ‘influencer’?
Unos venden, otros divulgan y otros se dedican al entretenimiento. Lo difícil es que el espectador sepa distinguirlo. Ahí nace el aprovechamiento. Puedes seguir a quien quieras, pero desconfía del que se dedica a los chistes o a bailar y de repente quiere adoctrinarte.
Pero a la vez se compadece de la mala vida del ‘influencer’. ¿Es tan malo ese modo de vivir de dar consejos sin ton ni son a los demás?
Me compadezco de su exposición y de lo que sufren por ella. Tienen que pagar un peaje muy alto, te lo aseguro porque renuncian a su intimidad.
¿Hasta qué punto la exposición mediática deshumaniza a los famosos?
Totalmente. La exposición separa tu imagen de ti y cuando eso ocurre tu imagen se instrumentaliza por lo que tú les pareces a los demás. Ahí dejas de ser una persona y empiezas a ser solo una idea.
¿Por qué a tanta gente le gustaría ir de cañas con Rafa Nadal o Penélope Cruz?
Cuando la exposición reduce lo que eres a algo muy sencillo, para cierta gente eso tiene atractivo. Pasa mucho con los políticos a los que votamos porque nos caen bien o mal sin conocerlos. Una persona de la calle ve a Rafa Nadal o a Penélope Cruz tres veces al año en la tele y ve que les van bien las cosas y que parecen majetes, considera que le gustaría tomarse una caña con ellos. Probablemente, si los conocieses cambiarías de opinión.
A usted que es asturiano ¿con quién preferiría tomarse una botella de sidra: con Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo o Florentino Pérez?
Con Pedro Sánchez. No sé nada de fútbol y no sabría de qué hablar con Florentino Pérez.
¿Están los personajes célebres muy alejados de la realidad cotidiana?
Sí. Cuando creces en la exposición exitosa aparece un sistema que te separa del resto del mundo de forma emocional, ideológica e incluso físicas. Se vuelven desconfiados, se enrocan en sus creencias porque nadie les lleva la contraria y solo se relacionan con su grupo de amigos. Aparece la endogamia social.
¿Quién es el más ajeno a la realidad de todos ellos, según su opinión?
Hay un caso muy llamativo y es el de Kanye West porque además de alejado de la realidad muestra un claro síntoma de bipolaridad. Es un caso trágico.
Kanye West, además de alejado de la realidad muestra un claro síntoma de bipolaridad
¿Le parece realmente casi tan peligrosa Oprah Winfrey, presentadora y tan polifacética como usted, como Donald Trump por invitar a los americanos a sustituir la razón y la ciencia por lo imaginario?
Sí. Es muy peligrosa la idea de que la televisión es solo televisión. Hay que saber que la televisión puede adoctrinar y Oprah debería ser más responsable cuando habla de sus supersticiones y creencias y más cuando intenta imponer su estilo de vida a otros. El mensaje más dañino que ha lanzado es esa idea de culpar al que sufre porque no hace lo suficiente para dejar de sufrir. Lo dice ella que vive en una burbuja e insiste en que si quieres algo solamente te tienes que focalizar en ello para conseguirlo.
O sea que no cree que sea suficiente querer mucho una cosa para conseguirla.
En absoluto, si todo fuese así, todos nos habríamos acostado con Brad Pitt y todos tendríamos un millón de euros en el banco. No basta con querer acostarse con Brad Pitt para conseguirlo.
¿Cómo combatir la superstición que está haciendo millonarios a tantos vendedores de humo?
Con espíritu crítico y educación. Ya no solo vivimos en una época en la que hay mucho engaño y vendedor de humo, sino que el timo y la estafa está a la orden del día a través de internet y hay unos pocos que se aprovechan de la desconexión digital de los mayores. Eso solo se combate con la educación.
Pero creemos más en la recomendación de un famoso que en la de un científico. ¿Por qué?
En la vida hay siempre dos caminos: uno fácil y otro difícil que nos cuesta más. Nuestro cerebro prefiere asociar dos conceptos que tienen similitudes superficiales a cuestionarse sus creencias todo el rato. Si un famoso te dice: “sueña y lo conseguirás, pues ya está”, pero si te lo dice un experto te habla de la necesidad de trabajar mucho para conseguir algo, nos cuesta un poco más.
No parece que sus ex consideren tan encantador a Tom Cruise como lo hace usted
Yo considero a Tom Cruise una anomalía maravillosa, el héroe definitivo de acción y la estrella por excelencia, pero luego es un señor rarísimo que ha maltratado a sus ex. La única razón por la que todo eso no le destruye es porque representa mucho dinero para mucha gente.
Tom Cruise es una anomalía maravillosa, pero también un señor rarísimo que ha maltratado a sus ex
¿De dónde le viene su defensa radical de la razón y la ciencia para defendernos en nuestras vidas?
De la educación crítica que me dieron mis padres.
¿Preferiría usted dejar de ser actor, ‘podcaster’ y crítico cultural para hacer otra cosa?
No, la verdad, pero a veces me imagino cómo sería en otras vidas. Me atrae la idea de tener otra vida y en vez de ser hombre blanco, heterosexual, cisgénero que vive en Madrid podría convertirme en panadero en Kentucky y lo romantizo.