Pablo Picasso descubrió la cerámica a sus 63 años. Un amigo en común le llevó a la casa-taller de cerámica Madoura de Suzanne y George Ramié y allí se convirtió en alfarero principiante. La disciplina artística le terminó obsesionando tanto que se estableció en Vallauris para aprender el oficio, levantando su taller en una vieja fábrica abandonada y creando cerca de 600 piezas en muy poco tiempo, en jornadas de trabajo y creación maratonianas. La Casa Natal de Picasso inauguró ayer una exposición temporal que pretende poner en valor la cerámica del artista, a la que se dedicó con vehemencia durante cerca de 25 años, y despejar la confusión habitual entre las piezas únicas y las ediciones múltiples.
Salvador Haro, que ha comisariado la exposición junto al alemán Harald Theil, achaca el desconocimiento de la cerámica picassiana en comparación a otras técnicas al hecho de que “la mayor parte de las obras quedaron en la colección del artista”. Además, a la muerte de Picasso los estudios sobre su obra priorizaron la pintura y la escultura, y a todo ello se unen “los prejuicios históricos y esa falsa sensación de que el mercado estaba inundado de picassos y era difícil distinguir los únicos de los seriados”.
“Existía la sensación de que esto se hacía como las salchichas, pero la exposición quiere demostrar que eran ediciones muy cuidadas y fidedignas, autorizadas por el propio Picasso, que supervisaba todo el proceso de producción”, explicó Haro en la presentación de la muestra.
Gran público
El experto malagueño recordó que Picasso nunca llegó a tornear personalmente, y la cerámica le permitió “llegar al gran público a través de la familiaridad que le aportaba el medio”, según el comisario. “El giro fundamental en la democratización de su obra vino de la mano de las ediciones cerámicas realizadas por los artesanos de Madoura”, que “arrojaron gran cantidad de múltiples que inundaron el mercado de picassos asequibles y accesibles, que contribuyeron a popularizar su obra cerámica”, ha agregado Haro.
Poco después de su instalación en Madoura, Picasso permitió a la familia Ramié realizar reproducciones en ediciones limitadas de algunas de sus cerámicas, que cubren toda la gama de su producción entre 1947 y 1971.
“Estas ediciones, o mejor dicho, la confusión reinante entre cerámicas únicas y editadas, a lo que se une la naturaleza utilitaria y popular de la alfarería, han provocado que la cerámica de Picasso no siempre haya sido bien comprendida por la crítica”, ha insistido el comisario de la muestra temporal.
Por su parte, Harald Theil, el otro comisario de la exhibición, apuntó que la exposición recién inaugurada en la Fundación Picasso-Casa Natal quiere “contribuir a un mejor conocimiento y comprensión de los distintos métodos y técnicas con que fueron creados estos múltiples” y que ello permita “una mejor valoración de estas ediciones y del conjunto de la cerámica de Pablo Picasso“.