Ni una “invasión” de abejas en la pista central de Indian Wells, que obligó a suspender el partido durante casi dos horas, ni uno de sus ogros más temidos en el circuito frenaron este jueves a Carlos Alcaraz, que fulminó al alemán Alexander Zverev por 6-3 y 6-1 en una hora y 29 minutos y que se enfrentará en las semifinales al italiano Jannik Sinner.
Se le acumulan los retos de envergadura al español en su defensa del título del primer Masters 1.000 del año, ya que Zverev es el jugador que más veces le ha ganado (5-4 ahora para el teutón) y el transalpino también tiene el cara a cara entre ambos a favor (4-3), ha conquistado este año el Abierto de Australia y Rotterdam y acumula un impresionante 19-0 en sus últimos 19 partidos en la ATP (invicto en 2024 más tres de la pasada Copa Davis).
Pero el de El Palmar no entiende de desafíos imposibles: su obsesión es ganar y seguir ganando, incluso si cientos de abejas toman la pista central de Indian Wells en un momento absolutamente surrealista en el torneo del desierto californiano. Solo se habían disputado 9 minutos de partido (1-1, 15-0 para Alcaraz) cuando el juez de silla ordenó detener el duelo en la pista central del torneo del desierto californiano porque esa “invasión de abejas” -en sus palabras- hacía imposible jugar.
Alcaraz, que tenía a la mayoría de las abejas en su parte de la pista, sufrió una picadura sin mayores consecuencias y ambos tenistas se fueron corriendo al vestuario. El origen del problema era una ‘spidercam’, una cámara en altura que se mueve suspendida por cables y donde se habían instalado cientos de esos insectos voladores. La organización elevó la cámara lo más alto posible para tratar de alejar a las abejas de la pista.
Entonces entró en acción el inesperado pero radiante salvador de la jornada: un apicultor que, armado con una aspiradora y asombrosamente sin ningún tipo de protección en la cara o las manos más allá de unas gafas de sol, se encargó de retirar las abejas de esa cámara. Posteriormente bajó a la pista con un spray y fue recibido entre aplausos por los fans y con sonrisas por los tenistas ya de vuelta en la pista y tomándose todo con humor. El apicultor disfrutó de su momento de gloria: se tomó algunos selfis con los fans, sonrió a una cámara de televisión y también habló con Alcaraz y Zverev junto a la red para explicarles la situación.
Alcaraz, durante el calentamiento, mostró sus reparos a la organización ya que decía que estaba más “concentrado” en vigilar que no hubiera abejas que en golpear a la bola. Pero una hora y 48 minutos de parón después, el tenis volvió a la pista central pese a que el murciano seguía encontrando algunas abejas sueltas entre sus ropa y objetos (“no me fío un pelo”, decía a un trabajador de Indian Wells al ver una abeja en una papelera).
Zverev, nueva víctima de la venganza de Alcaraz
En octavos ya se había vengado del húngaro Fábián Marozsán (n.58), que le derrotó en el Masters 1.000 de Roma el año pasado, y esta vez Alcaraz (n.2) se cobró facturas pendientes con Zverev (n.6). El gigante teutón (1,98 de altura) le eliminó en los cuartos de final del pasado Abierto de Australia, pero en esta ocasión Alcaraz fue rotundamente superior de principio a fin.
Tras dos exhibiciones magníficas contra el canadiense Felix Auger-Aliassime (n.31) y Marozsán, Alcaraz volvió a ofrecer un nivel celestial y no le afectó nada la interrupción por las abejas. Con 2-1 a su favor, Alcaraz tuvo su primera oportunidad de ‘break’. “Hazlo largo el punto, lo quiero largo”, le pedía su entrenador Juan Carlos Ferrero. No hizo falta: Zverev se atascó con una doble falta y Alcaraz tomó ventaja (3-1).
El español dominó el primer set con nervios de acero, con un juego impecable desde el fondo de la pista, con un saque a prueba de bombas y moviendo perfectamente a su rival con esas combinaciones de dejada y globo que ya son marca de la casa. Frente a la impresionante autoridad de Alcaraz, Zverev parecía muy frío, sin ningún tipo de ritmo y totalmente desenchufado. Hubo un pequeño momento de peligro para Alcaraz con 4-2 y 0-30 en contra, pero lo solventó con enorme facilidad: un par de subidas a la red, un derechazo cruzado y un acelerón más para cerrar el set en 52 minutos.
No se conformó Alcaraz con su nivel en la primera manga y siguió creciendo y creciendo en el segundo capítulo. Dos roturas consecutivas (4-0) logró frente a un Zverev cabizbajo e impotente ante la calidad, potencia y variedad de golpes que le llovían desde el otro lado de la red. Alcaraz cerró su clase magistral por la vía rápida y con otro ‘break’ y ya piensa en Sinner (n.3), uno de sus grandes rivales en el circuito y con quien ha vivido duelos memorables como el de cuartos del Abierto de EEUU en 2022 que duró más de cinco horas y que acabó casi a las tres de la madrugada.
Alcaraz derrotó a Sinner, que acecha su número dos en el ránking mundial, en las semifinales de la pasada edición de Indian Wells, pero el italiano se adjudicó los dos últimos partidos entre ambos en Miami y Pekín. Antes de enfrentarse a Sinner, Alcaraz logró ya este jueves otro hito: el de llegar al menos a semifinales de un torneo siempre que defiende un título.