Nunca ha sido Francia, a pesar del potencial inabarcable de sus últimas generaciones de futbolistas, la selección más fina a la hora de jugar al fútbol. Rocosa, sí, con un caudal ofensivo que asusta, también, pero el equipo de Deschamps no se ha caracterizado en los últimos años por desarrollar un estilo preciosista. Pero en esta Eurocopa ha ido un paso más allá, y donde antes escondía sus defectos tras una efectividad aplastante, ahora sus integrantes viven un apagón de cara a puerta que destapa las miserias de un equipo que no termina de ganar adeptos a pesar de sus estrellas.
Un catálogo de grandes futbolistas que por momentos da la sensación de estar desaprovechado, perdido, como se pudo ver este martes. Ante una Polonia ya eliminada, sin nada que perder y que pudo contar con un Robert Lewandowski que se perdió los dos primeros choques por lesión, el equipo de Deschamps se enredó hasta ceder un empate (1-1) que le condenó a la segunda posición del grupo D tras la sorpresiva victoria de Austria ante Países Bajos.
No fue de la partida de inicio Antoine Griezmann, en el que era el primer partido que se caía del once por decisión técnica desde 2016. Oxígeno para lo que viene a partir de ahora para el delantero del Atlético, necesario a sus 33 años y tras una temporada en el que la exigencia física ha sido máxima. Notó Francia la ausencia de su guía, su futbolista más creativo, de inicio. Hasta que apareció Dembelé, tan incisivo como errático, su tónica habitual, para chocar en el mano a mano con un Skorupski al que Szczesny cedió su sitio y debutaba en una fase final, en un estreno soñado, en el que fue el indudable héroe del equipo.
No fue, sin embargo, hasta los cinco minutos finales del primer tiempo cuando Francia se desató, y cercó a Polonia en su área. Ahí apareció Mbappé, pero chocó en dos ocasiones de mano a mano con el meta polaco. La segunda parte arrancó como acabó la primera, con Francia apretando, con Mbappé probando por tierra, mar y aire y con Skorupski negándole por tercera vez la foto del que podía ser su primer gol en una Eurocopa.
No pudo hacer nada, sin embargo, cuando diez minutos después, el nuevo delantero del PSG aprovechó un penalti cometido sobre Demebelé para estrenarse en una Eurocopa. Ataviado con la máscara que protege su nariz, el nuevo delantero del Real Madrid asumió la responsabilidad y descorchó desde el punto de penalti su cuenta goleadora en una Eurocopa (no llegó a marcar en la otra que disputó, en 2021).
Como viene siendo habitual, el gol fue el preludio de la racanería de una Francia que a partir de ese momento se dedicó a sestear, esperando que llegara el final sin sobresaltos. Algo arriesgado cuando en tus filas cuentas con un jugador como Upamecano, tendente a la desconexión y a los fallos groseros. Uno de ellos, al filo del final del partido, acabó traduciéndose en un penalti que trasnformó Robert Lewandowski (a la segunda al detener Maignan el primero tras haberse adelantado).
Un tanto del que ya no pudo reponerse Francia, que sigue sin confirmar sobre el verde la condición de favorita que todos le otorgan, más por nombres que por desempeño.