La forma de vida de las sociedades modernas ha provocado un problema que tiene un gran impacto en la salud física y emocional de un gran número de personas: la soledad no deseada.
Su definición es algo compleja, pero desde el Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada la definen como “un sentimiento subjetivo, de no tener la cantidad y/o calidad deseada de relaciones sociales”, lo que provoca un gran sufrimiento.
- “Se trata de un estado emocional que va más allá de la simple falta de compañía. Implica sentirse aislado, incomprendido y excluido, incluso en medio de una multitud”, explica Margarita Carrasco, psicóloga de bluaU de Sanitas.
No se trata de un tema menor. Prueba de ello son los datos que se desprenden de un estudio publicado en la revista Nature Human Behaviour, y que concluye que:
- “De media, la soledad eleva el riesgo de morir por cualquier tipo de causa en un 14%”
- “Y en el caso del aislamiento social, la cifra aumenta a un 32%.
El Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada estima que este problema afecta a más del 13% de los españoles, sobre todo a las mujeres.
Y entre los grupos de edad que más soledad no deseada perciben están los jóvenes y, especialmente, las personas de más de 75 años.
La prevalencia de la soledad no deseada entre las personas mayores se atribuye a diversos factores que incluyen la pérdida de seres queridos y cambios en el entorno social
¿Por qué surge la soledad no deseada entre los más mayores?
“La prevalencia de la soledad no deseada entre las personas mayores se atribuye a diversos factores que incluyen la pérdida de seres queridos, cambios en el entorno social y, en muchos casos, la jubilación con la pérdida de conexiones laborales”, apunta la doctora de BlaU Sanitas, Liseth De Abreu.
A esto se pueden sumar otros factores como “la movilidad reducida y la disminución de la salud pueden limitar las oportunidades de participación social activa”, añade la especialista.
El problema son las graves consecuencias que se ha demostrado que tiene la soledad no deseada, tanto físicas como mentales.
Si nos centramos en lo físico, este sentimiento se asocia con:
- Un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Deterioro cognitivo.
- Afectación del sistema inmunológico, lo que hace a la persona más vulnerable a las infecciones.
En el plano emocional, la soledad no deseada es la causa de muchos casos de depresión o ansiedad.
Como prevenir la soledad no deseada
Como la preocupación sobre este fenómeno entre la comunidad sanitaria y la población general es cada vez mayor, el director médico y de calidad de Sanitas Mayores, David Curto, facilita algunas pautas para prevenir la soledad no deseada:
- Participar en actividades comunitarias. Acudir a clases, eventos sociales o actividades de ocio, es esencial para construir y mantener conexiones sociales. “Además, involucrar a las personas mayores en actividades de voluntariado les brinda la oportunidad de contribuir con la comunidad, establecer nuevas relaciones y hacerles sentir útiles para la sociedad”, señala Curto.
La soledad no deseada en personas mayores no es simplemente una consecuencia natural del envejecimiento
- Fomentar relaciones interpersonales. Mantener relaciones cercanas con amigos, vecinos y familiares ayuda a contrarrestar el aislamiento. Organizar un paseo, un café o simplemente hablar con los mayores de vez en cuando ayuda a fortalecer los lazos sociales.
- Fomentar la autonomía y autoestima. Es cierto que debemos estar más pendientes de ellos, pero esto no debe significar que pierdan autonomía. Por eso, les debemos “animar a la toma de decisiones independientes”, para fortalecer su autoestima y la confianza en si mismos.
- Establecer objetivos personales. “Ayudar a los mayores a establecer metas y objetivos personales como aprender una nueva actividad artística, o incluso un idioma, proporciona un sentido de dirección y logro personal, contrarrestando así la sensación de estancamiento”, señala el experto.
“La soledad no deseada en personas mayores no es simplemente una consecuencia natural del envejecimiento, sino un desafío social que requiere una atención integral. Establecer conexiones auténticas, y fomentar la empatía y la comunicación abierta constituyen pasos esenciales”, concluye la psicóloga Margarita Carrasco.