La cueva de El Pindal, en Pimiango (Ribadedeva, Asturias), ha vuelto a abrir al público después de que fuera cerrada a mediados de marzo por los altos niveles de gas radón, un gas que se libera de forma natural de las rocas, la tierra y el agua. La decisión se ha tomado, según el Gobierno del Principado, «después de reorganizar el servicio de guarda-guía y de las propias visitas para garantizar la salud y la seguridad de las personas que accedan a esta cueva», declarada patrimonio mundial por la Unesco.
Respecto al acceso, a partir de ahora estará abierta de miércoles a domingo. de 15.00 a 17.00 h), con un máximo de treinta personas por día (tres pases diarios con un cupo máximo de diez personas cada uno) y siempre con reserva (608175284).
La cueva de arte rupestre de El Pindal se encuentra en Pimiango, muy cerca de Colombres (famoso por su Museo de la Inmigración o Archivo de Indianos), y al borde del mar con una maravillosa vista hacia los acantilados donde anidan numerosas aves. Fue descubierta para la historia del arte parietal en 1908 y representa la primera manifestación del hombre prehistórico estudiada en Asturias. Sus figuras, agrupadas en varios paneles y esbozadas en color rojo, muestran bisontes, ciervos, caballos, signos claviformes, de puntos e impresiones antropomorfas.
Dos de sus figuras más famosas son un pez y un mamut con la mancha en forma de corazón, en el fondo de la galería, que se extiende a lo largo de 300 metros de longitud. Estas muestras pictóricas pertenecen al Paleolítico Superior, en una época que nos situaría hace 18.000 años y concluiría en el periodo Magdaleniense, 6.000 años antes de nuestra era. Sus autores eran cazadores, recolectores y mariscadores.
Diecisiete cuevas rupestres de cornisa cantábrica repartidas entre Cantabria, Asturias y el País Vasco fueron declaradas en 2008 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En el caso asturiano fueron las de Tito Bustillo (Ribadesella), La Peña (Candamo), El Pindal (Ribadedeva), Llonín, (Peñamellera Alta) y Covaciella (Cabrales).
Los otros diez santuarios de arte rupestre que recibieron el reconocimiento en 2008 fueron las de Chufín, Hornos de la Peña, Monte Castillo, El Pendo, La Garma y Covalanas, en Cantabria, y tres del País Vasco (Santimamiñe, Ekain y Altxerri). Todo este conjunto ampliaba la declaración de la Cueva de Altamira, conseguida en 1985.
En el entorno de El Pindal están el faro de San Emeterio y los restos de la iglesia de Santa María de Tina. Las primeras referencias documentales al lugar aparecen en el siglo XVI, aludiendo a su pertenencia a una abadía del siglo XI de Cervera de Pisuerga, aunque en la actualidad no quedan más que unas ruinas entre árboles.
Junto a la entrada de la cueva puede visitarse además el Centro de Interpretación de San Emeterio y la Cueva de El Pindal, con el mismo horario que tiene el acceso a la cueva.