Para empezar, una derrota. Perdió el Espanyol en un partido que nunca sintió suyo. Perdió porque cuando quiso darse cuenta ya era tarde. Y caía en Valladolid quedándose sin respuesta futbolística, a pesar de que Manolo González, su entrenador, modificó su pizarra en varias ocasiones. Todo fue estéril.
Y el gol de Raúl Moro, que contó con la colaboración nada deseada de Sergi Gómez, castigó el mal encuentro perico. Empieza con una derrota en su retorno a Primera y le queda mucho trabajo por delante al técnico perico para reconstruir un equipo que no tuvo identidad propia.
Caótica primera mitad
“Nos ha costado mucho, no hemos hecho como debíamos hacer la presión. Parece que nos cuesta y luego nos soltamos más con el gol en contra”, reconoció Javi Puado a DAZN, lamentando la mala primera mitad del Espanyol.
Terminada la primera y caótica primera mitad, el equipo blanquiazul aún tenía motivo alguno de esperanza. El marcador era ajustado. La derrota era mínima teniendo en cuenta el mísero juego ofrecido en su retorno a Primera División.
“Con la segunda parte te vas de otra manera a casa.Pero la primera es para olvidar. Nos ha faltado juego. Es imposible ganar jugando como en la primera parte”, Manolo González, técnico del Espanyol
Ya en el cuarto de hora inicial estaba sufriendo mucho ante el orden y ambición exhibida por el Valladolid. Era un duelo vivido la pasada temporada en Segunda División y se encontraban ahora en Primera. “Estuvimos muy espesos, con una cantidad de pérdidas que favorecieron al rival”, ha reconocido el técnico blanquiazul.
“Mejoramos en la segunda mitad, pero no tuvimos acierto. Cuando tú pierdes tanto balones es imposible construir, te quita confianza. Metimos otra marcha. Tuvimos tres buenas ocasiones de gol, con la segunda parte te vas de otra manera a casa. La primera parte es para olvidar. Nos ha faltado juego. Con la entrada de Kral mejoramos”, dijo Manolo González.
No estuvo lúcido el equipo perico, obligando incluso a Manolo González, su entrenador, a abandonar el sistema de los tres centrales al comprobar que estaba tan desajustado y frágil que el Valladolid había golpeado con energía: Comert (m. 3), Sylla (m. 14) y Comert, de nuevo, (m. 14), salvada esta ocasión por el cabezazo sobre la línea de gol por Alejo Véliz, el ‘nueve’ del Espanyol. Más decisivo estuvo el delantero argentino en el área propia que en la ajena. Con energía estaba el Valladolid, pero sin puntería.
Hasta que una pérdida blanquiazul en el centro del campo provocó el espacio necesario para que Raúl Moro fuera esquivando el marcaje de Omar El Hilali, que empezó de central diestro y era ya en ese momento lateral derecho, antes de soltar un derechazo desde fuera del área. Necesitó el joven delantero de Pucela que la trayectoria de su disparo fuera desviada por Sergi Gómez para despistar a Joan García.
El gol tenía que caer en contra del Espanyol. Tenía que caer porque no se presentó en esa primera fase del encuentro. Y se marchó aliviado al descanso porque el cabezazo de Ndiaye, solo en la frontal del área pequeña blanquiazul, sin marca alguna, fue escupido por el larguero empujado, quizá, por la desesperada mirada de Joan García.
El enfado de Manolo González
Movió fichas Manolo Gónzalez en el vestuario, enfadado por la pobre imagen de su equipo. No solo por el discurso que dio a sus jugadores sino porque introdujo un par de cambios: Alex Kral por Pol Lozano e Irvin Cardona por Pere Milla. Necesitaba despertar a un Espanyol triste, adormilado y aturdido sin reponerse del tanto pucelano.
Iba agotándose el tiempo cuando Irvin Cardona sacó un latigazo desde la frontal del área –prácticamente era la misma zona en que Raúl Moro anotó el 1-0 para el Valladolid-, pero su pelota se marchó cerca del poste izquierdo de Karl Hein, el joven meta estonio (22 años) cedido por el Arsenal.
Era la gran ocasión del Espanyol (m. 76) Y, al mismo tiempo, fue la primera porque eso sí luego despertó al Espanyol, quien dispuso de otra gran oportunidad a través de un zurdazo de Javi Puado que se marchó fuera (m. 81), al igual que una falta, ya en el tiempo añadido, se estrelló en la barrera.
Despertó el triste Espanyol en los últimos suspiros de un partido al que no acudió en sus compases iniciales. Despertó, pero ya era demasiado tarde. El encuentro lo perdió cuando no compareció. “Es imposible ganar jugando como en la primera parte. Ha sido, junto a la del Andorra, la peor desde que soy el entrenador. No podemos tirar una parte así”, ha sentenciado Manolo González.