Hace algunos meses que el tranquilo barrio de Burnage, en el sur de Mánchester, está más concurrido de lo habitual. La aparición de un enorme mural de los hermanos Gallagher el pasado junio en una de las paredes del vecindario actuó como un presagio del anuncio que estaba por llegar: el regreso de la mítica banda Oasis a los escenarios 15 años después de su accidentada separación. Desde entonces, cientos de fans se han acercado a este barrio, en el que crecieron los dos hermanos, como si fuera un punto de peregrinaje necesario para confirmar que la vuelta de una de las bandas de pop más emblemáticas del Reino Unido no es un espejismo, sino que es más real que nunca.
El mural está ubicado en la pared lateral de Sifters Records, la icónica tienda de vinilos de segunda mano que solían frecuentar Liam y Noel Gallagher en su adolescencia. “Solían venir cuando empezaron a tocar a principios de los noventa. No sabíamos nada de ellos hasta que sacaron su primer single ‘Supersonic’ y entonces nos dimos cuenta de quienes eran”, explica el propietario, Peter Howard, al frente del negocio desde 1977. Howard, conocido en el barrio como Mr. Sifter, se muestra sorprendido por el regreso de la banda y por la enorme expectación que ha causado su gira por el Reino Unido e Irlanda el próximo verano. “Nadie esperaba algo así. Estas cosas suelen predecirse con antelación pero en este caso ha sido toda una sorpresa”, asegura.
En el exterior del local, Ella y Hafsa esperan impacientes a que termine la sesión de fotos que una marca de ropa deportiva ha organizado frente al mural. Las dos tenían apenas tres años cuando los Gallagher decidieron separar sus caminos en 2009, pero eso no les ha impedido hacer de Oasis una de sus bandas de referencia. “Conozco la banda desde siempre porque crecí aquí, igual que ellos. A medida que fui creciendo me fui introduciendo en el pop británico con mis amigos y me di cuenta de que son simplemente increíbles”, asegura Hafsa poco antes de sacarse una foto con el rostro de sus ídolos. “Estoy muy emocionada por su regreso, espero que en algún momento lancen canciones nuevas”, añade.
Fiestas temáticas
En el bar ‘Definitely Maybe’ de la pequeña ciudad de Bolton, situada a pocos kilómetros de Mánchester, la noticia sobre el regreso de Oasis fue recibida casi como un milagro. “Organizamos una fiesta el fin de semana pasado para celebrarlo y sólo las personas con artículos de la banda podían entrar. Se llenó hasta arriba”, explica el encargado, Stuart Holdstock, mientras muestra los innumerables cuadros y fotografías de los hermanos Gallagher que cuelgan de las paredes del local. El negocio abrió poco después de la pandemia y desde entonces se ha convertido en un punto de referencia para los amantes de Oasis. “Los dueños también son dos hermanos y también se apellidan Gallagher, pero no son familia”, afirma entre risas.
Este bar, el único exclusivamente dedicado al grupo en Inglaterra, ha organizado cuatro eventos el mismo día de los conciertos en Mánchester y está fletando autobuses para trasladar a los fans hasta Heaton Park, donde tendrán lugar los espectáculos. “La idea es tomar una copa en el bar antes del concierto y volver aquí para seguir la fiesta cuando termine”, asegura Holdstock, quien añade que ya tienen 400 plazas reservadas, algunas de ellas de personas procedentes de países como Australia, Nueva Zelanda o Italia. La fiebre por el regreso de Oasis ha llegado a todos los rincones del mundo: se estima que cerca de 10 millones de personas de más de 150 países trataron de hacerse con una entrada el día que salieron a la venta, según el portal Music Business Worldwide.
Precios abusivos
La alta demanda para la veintena de conciertos programados hasta ahora ha disparado los precios y ha provocado numerosas quejas de los fans. La web de la banda colapsó en los días previos a la venta oficial, mientras cada vez más usuarios están denunciando prácticas abusivas de las cadenas hoteleras y de los portales de venta de entradas por internet. La última polémica la ha protagonizado la empresa Ticketmaster por aplicar un “precio dinámico” que fluctúa en función de la demanda, algo que ha elevado el importe de las entradas a más del doble del precio fijado inicialmente.
La situación ha obligado a intervenir a la Autoridad de los Mercados y de la Competencia británica (CMA, en sus siglas en inglés), que ha abierto una investigación para determinar si Ticketmaster ha violado las leyes de protección de los consumidores. El organismo regulador reconoce que los precios dinámicos “no son ilegales en sí mismos”, pero advierte de que las empresas “no pueden engañar a sus clientes y deben ser transparentes” sobre cómo se fijan los precios. La banda, por su parte, ha negado estar implicada en esta práctica y sostiene que las decisiones sobre el valor de las entradas está enteramente en manos de los promotores de los espectáculos.
La enorme expectación creada por la reconciliación de los hermanos Gallagher ha llegado hasta la pequeña tienda de Mr. Sifter, donde media docena de personas rebuscan entre los estantes las grabaciones de otras míticas bandas locales como Stone Roses o Joy Division. “Algunos clientes me han pedido selfies e incluso he firmado algunos autógrafos. Ha sido divertido, parece que sea yo el que hace la música”, explica entre risas. El veterano propietario reconoce sentirse avergonzado por tener tan sólo un CD de Oasis a la venta. “Lo vendo a 4,99 libras [poco más de cinco euros]”, asegura. Los fans de la banda pueden respirar con alivio: aquí todavía no han llegado los precios dinámicos.
Suscríbete para seguir leyendo