Ha juntado el Real Madrid esta temporada a los mejores alumnos del campus futbolístico. Currículums sin comparación. Con un profesor como Ancelotti al frente del grupo piensa que es suficiente para arrasar. Pero en los trabajos en grupo se necesitan perfiles de todo tipo. No basta con poner a Vinicius y Mbappé en un espacio reducido para que generen una simbiosis. No surte efecto tener a los jugadores más veloces si solo corren hacia adelante. Vinicius marcó de penalti para igualar el tanto de Moleiro. Mbappé lo intentó mucho más sin éxito. No son muchos por lo que queda, pero son cuatro puntos de distancia ya con el Barça, líder impoluto de LaLiga.
Rodrygo suplente, presión inexistente
Las primeras partes han sido un cuadro sintomático de lo que le pasará a este club si deja de pensar en global. Ataques deslabazados, defensas descoordinadas y una sensación de fragilidad impropia de un equipo que quiere ganarlo todo. Cada alineación del Real Madrid es motivo de comentario.
Los que se hace Rodrygo, suplente en detrimento de Brahim, después del mensaje compartido en su grupo de difusión de WhatsApp reclamando protagonismo. En tiempos de indecisión se recurre a la certeza que aporta Modric. De mente, seguro que la tiene, de cuerpo ya no es lo que era en un equipo que necesita la solidaridad del pasado.
La virtud del equipo que ganó la 15ª Champions era remar en una misma dirección. El Real Madrid es ahora un cruce de caminos, como se vio en la primera parte. La explosividad de Vinicius no conducía a ningún lado mientras la UD Las Palmas superaba la línea de presión con demasiada facilidad. No necesitaron los locales un susto, sembraron el pánico en cinco minutos con una rotura de líneas en la que Tchouaméni escondió la pierna y Militao dejó una brecha.
Moleiro y Cillessen destapan las miserias del Real Madrid
Moleiro explotó las fisuras tras una llegada perfecta de McBurnie. Disparo con la zurda al palo largo para cabrear a Ancelotti. Suele ser suficiente la zona técnica para el italiano, pero en Gran Canaria no entendía nada. Para colmo, un exazulgrana como Cillessen activó el modo ‘superstar’ en la primera parte para sacarse de encima un latigazo de Valverde y otro de Rüdiger.
Tanto mérito llevaban los de Carrión como apatía los de Carletto. En un inicio de temporada fácil, los blancos han sufrido en todos los partidos. Hay dos equipos. Mientras que en el primero militan once jugadores, en el segundo, la mitad. Los repliegues no están en la hoja de servicios de Vinicius o Mbappé y a ello se suma que un Tchouaméni que no es Kroos. Ni siquiera es el mismo por el que pagó al Mónaco 80 millones.
El único siempre a la altura del reto de los siete títulos que tiene por delante el Real Madrid es Valverde. Con Vinicius y Mbappé empantanados, Ancelotti dio entrada a Rodrygo y Fran García en lugar de Brahim y Mendy. Porque como ha advertido el italiano, se necesita “responsabilidad” para afrontar esta temporada.
Vinicius se redime de penalti y Mbappé se frustra
De Kirian a Kylian. El capitán local filtraba pases a Sandro mientras el francés conducía prácticamente todos los ataques. La historia es la de siempre. Un conjunto superior en lo físico que con el paso de los minutos intenta aprovechar a su superioridad física y mental. Mejor con el 4-3-3 que con el 4-4-2. El cerco tuvo éxito con el penalti de Álex Suárez, por mano, que transformó Vinicius.
Queda designado el lanzador de los once metros y falta le hace para reforzar su trabajo que, pese a ser intenso, es desacertado. Los rivales, por modestos que sean, no se asustan ante el Real Madrid, que el año pasado marcaba y amedrentaba al rival. Tan mal vio la película Ancelotti que dio entrada a Carvajal, para desesperación de Ceballos, que miraba con ojos de cordero a Pintus.
Salió Endrick, otra vez el revulsivo salvador, para enojar a un Vinicius que tiene sustituto. Al primer toque casi vuelve a marcar. Lo hizo Las Palmas con un disparo de impresión de Viti que fue anulado por fuera de juego de Mata. El partido murió con el Real Madrid percutiendo y lamentando un inicio que está lejos de ser estelar como indican los atributos de su plantilla. Siguen las vacaciones blancas, convertidas en una pasantía sin fin.