Las enfermeras son uno de los colectivos sanitarios mayoritarios (336.321 según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística).
Como cada 12 de mayo, este domingo se celebra el Día Mundial de la Enfermería, una figura importantísima en todos los niveles asistenciales, que colabora con la prevención de la salud y contribuye una labor fundamental de acompañamiento y apoyo de los pacientes.
Una de ellas es Gema González Monterrubio, supervisora del Área Funcional de Cuidados Oncohematológicos del Hospital 12 de Octubre y vicepresidenta de la Sociedad Española de Enfermería Oncológica (SEEO). “Como enfermeras tenemos un papel esencial en todo proceso de la enfermedad, desde el diagnóstico (con consejos sobre cribados) hasta las unidades de cuidados paliativos en los últimos días de algunos enfermos”.
Y cree que los pacientes así lo sienten. “Consideran que la enfermería es un referente al que acuden cuando tienen cualquier tipo de duda, porque sabemos cuidar en cada uno de los momentos, aunque las necesidades no sean siempre las mismas. Sin embargo, las enfermeras estamos infravaloradas con respecto a otras categorías, y no por los pacientes, sino por los propios compañeros”.
No existe la especialidad oncológica
En la actualidad, hay siete especialidades enfermeras: obstétrico-ginecológica, salud mental, trabajo, geriátrica, pediátrica, familiar y comunitaria y médico-quirúrgico.
Aunque González Monterrubio no aboga por la creación de una especialidad oncológica, sí apuesta por “un reconocimiento justo de nuestra formación, que es más específica, porque son enfermeras que quieren trabajar con el paciente con cáncer, y tenemos que retenerlas en aquellas unidades donde son más eficientes”.
Una especialidad, explica a este diario, “limita mucho, por ejemplo, a la hora de trabajar en otras unidades”. Y puede generar “mucho desgaste a nivel profesional, ya que cuidar también a las enfermeras para evitar que lleguen a esas situaciones”.
Por tanto, sí aboga por un “diploma de capacitación” y porque “en la contratación de personal de enfermería se tenga en cuenta la experiencia profesional y la formación en el área de oncología, como ocurre en muchas comunidades autónomas, y no pasa en Madrid”.
Las enfermeras, clave en la educación del VIH
En 2022, hace tan solo dos años, 39 millones de personas vivían con VIH (virus de la inmunodeficiencia humana). En esta enfermedad infecciosa, la enfermería es también clave. Más allá de los diagnósticos y tratamientos en constante evolución, las enfermeras desempeñan un rol esencial. Su labor abarca desde el primer contacto con el paciente, la educación, hasta el apoyo emocional, vital en esos momentos para el recién diagnosticado.
El primer encuentro con el VIH es un terreno emocionalmente muy duro. Con enfermeras como Emma Fernández, experta en VIH, el dolor que sufren los pacientes al ser diagnosticados, es menor.
Como todo, los tratamientos y la evolución en el trato de la enfermería en el VIH han ido cambiando: “En las primeras décadas, hasta el 96, se moría mucha gente y las enfermeras teníamos un papel de mucho acompañamiento, de acompañar en el sufrimiento y final de vida. A partir del 96, cuando se consigue frenar la evolución de la enfermedad y se empieza a hablar de cronicidad, la enfermería empieza a desaparecer de la primera atención”, detalla Emma, algo que para ella es un grave error.
A raíz de los avances en el tratamiento hacia el VIH, muchas de estas unidades especializadas de enfermería desaparecieron y se dejó de hacer esa atención psicosocial tan necesaria.
Actualmente, sigue habiendo unidades de este estilo y la propia Emma nos confirma que han creado distintos grupos de trabajo para “homogeneizar los cuidados y crear una línea a seguir de cuidado”.
La educación y la salud mental, fundamentales
Las enfermeras se encargan también de brindar las herramientas a los pacientes para tener una vida saludable en todos los sentidos. Desde la clarificación y educación de las vías de transmisión hasta la importancia vital de la adherencia al tratamiento, cada conversación es un apoyo que los diagnosticados necesitan.
“Esto es fundamental en los primeros diagnósticos. Y, sobre todo, actualizar con información al paciente, ya que la mayoría no la tienen”, explica la experta en VIH, que destaca la importancia de la escucha activa y la orientación informativa en el proceso de diagnóstico del VIH.
La evolución del tratamiento del VIH ha transformado el panorama médico, pero el papel de la enfermería perdura, adaptándose a las nuevas realidades. Emma, que lleva dedicándose a ello desde muchos años, ha sido testigo y protagonista de una historia de lucha continua. Una lucha que merece la pena por su labor social, por ese amor a “la relación de ayuda”.
Uno de los debates alrededor de la enfermería con el VIH es que los médicos de Atención Primaria puedan atender a personas con dicha infección. A lo que Emma explica que lo más importante es llevar a cabo un “trabajo interdisciplinar”, que cada unidad aporte el valor que mejor sabe.
“Mi consejo es que se permita sentir las emociones que siente, todo se puede trabajar, que le dé tiempo al tiempo para adaptarse… que eche mano de los enfermeros, que le informarán y le cuidarán”. La enfermería es algo más que una mera profesión; es un compromiso con la humanidad con constante acompañamiento al paciente.