Luis de la Fuente se ha levantado este viernes con muchos motivos para estar feliz. España ya está en octavos de final y como primera de grupo. Sus futbolistas llevaron hasta el fondo sus ideas futbolísticas para enamorar con su juego. Y la guinda es la celebración de su cumpleaños soplando las 63 velas con un deseo compartido con sus pupilos: alzar la Eurocopa el 14 de julio en Berlín.
De la Fuente ha tenido que luchar contra viento y marea para poder trabajar tranquilo. Siempre estuvo bajo la lupa y su única derrota oficial, ante Escocia, aún es recordada de vez en cuando. Quizá ahora no se hable nunca más de ello. El riojano siempre defendió que se trataba de un proceso que está alcanzando a su clímax en el momento idóneo.
La Nations League ya fue un gran éxito, el quinto título de España en toda su historia, y consiguió que todo el escándalo de Luis Rubiales, el presidente que lo puso y al que aplaudió por un error del que ha pedido mil veces disculpas, quedara enterrado a través del balón.
De Oslo a Gelsenkirchen
España se clasificó de forma brillante para la Eurocopa como primera de grupo dejando a una gran estrella como el noruego Erling Haaland sin poder disputar el torneo. El partido en Oslo, solucionado con un gol del añorado Gavi, era el mejor de la ‘era De la Fuente’ hasta que Croacia y, sobre todo, Italia se cruzaron por el camino en el torneo continental.
La selección bordó el fútbol en Gelsenkirchen con una apuesta valiente, con dos jóvenes como Lamine y Nico Williams de estrellas, y un Fabián, defenestrado por el Luis Enrique seleccionador, recuperado para la causa como todoterreno en la medular. Algunos nombres brillan más que otros, pero la palabra ‘Equipo’, que tanto le gusta mencionar al técnico, está quedando grabada cuando se piensa en la Roja.
Nico y Cucurella, desmelenados
El mérito es del riojano y de sus futbolistas por creer ciegamente en él. Así lo manifesto Nico Williams al final del partido: “La gente no confiaba en nosotros, pero hemos demostrado que podemos hacer grandes cosas“. El jugador del Athletic se acordó del trabajo de todo este tiempo y tiene muy clara su meta: “Estar en Alemania hasta el 15 de julio“. Por supuesto, levantando el título el día antes en Berlín.
Nico considera que la clave está en que “disfrutamos mucho y así tenemos que seguir”, tomándose el fútbol como el juego que es y bromea con su amigo Lamine Yamal: “Debe aprender de su padre (en referencia al propio Nico) y pasárselo bien, es un gran chaval y se merece todo lo que le está pasando”.
Marc Cucurella, otro soldado de De la Fuente desde las categorías inferiores, está impactando en esta Eurocopa y también tiene muy claro lo que quiere: “Ganar todos los partidos que quedan hasta el final“. El lateral también se acordó de “cuando nadie daba nada por nosotros“, aunque sumando un punto de prudencia: “Ni ahora eres el mejor de todos ni antes eras el peor, debemos pensar día a día”.
El mensaje de no mirar el horizonte desde demasiado lejos impera, aunque Cucurella añade que “si mantenemos este nivel, podemos hacer cosas bonitas“. Todo ello recordando que detrás del éxito del juego de alta escuela “también hay mucho trabajo sin balón, aquí todos trabajamos, intentamos que el rival no se sienta cómodo. Lo mejor es que los 26 convocados estamos preparados para jugar”.
Ayoze, un as en la manga
El golpe de efecto en la lista fue Ayoze Pérez. El jugador del Betis entró en la recta final ante Italia y fue un ciclón. Ayoze dijo haber vivido “un momento muy especial por debutar en una Eurocopa, pero también estaba muy concentrado porque sabía lo que nos estábamos jugando”.
A sus 30 años no tuvo tanta osadía como Nico Williams y Cucurella en su discurso y matizó que “quizá sería un error que ahora pensáramos que somos favoritos” a la Eurocopa y se agarró a detalles que los jóvenes no destacan tanto como “haber mantenido otra portería a cero y haber sabido sufrir en los minutos finales“.
De la Fuente ha formado una piña perfecta. Los resultados han reforzado esta unión y ahora queda lo más difícil. Demostrar también este potencial en los cruces donde la suerte se juega al todo o nada.