El siguiente dato puede venirle muy bien a quien lea esto cuando el termómetro supera los cuarenta grados: en las casas-cueva de Guadix hay una temperatura constante de entre 18 y 20. Constante quiere decir durante las cuatro estaciones del año. Incluido el verano, para más abundamiento. Da fresquito nada más saberlo, ¿verdad?
La ciudad granadina está considerada como la capital europea de las cuevas, puesto que hay unas dos mil excavadas en la roca que sirven como viviendas. Permanentes, para los vecinos de una barriada que, para no despistar, se llama Barrio de Cuevas, y también temporales, a disposición de quienes deseen alquilarlas.
De hecho, en torno a estas casas horadadas en el terreno arcilloso que abunda no sólo en Guadix, sino en la mayor parte de los 4.722 kilómetros cuadrados que componen el Geoparque de Granada, del que forma parte, hay desde hace años constituida una pujante industria inmobiliaria. Vivir como lo hicieron los árabes, y antes que ellos los romanos, es más que factible.
«La tierra te abraza», sugiere el Ayuntamiento de Guadix en un texto promocional de esas cuevas, que arquitectónicamente son muy parecidas entre sí. La fachada principal (mejor decir única) está encalada y es prácticamente lo único que queda a la vista. Eso, y la chimenea en la parte superior.
Ventiladas y nada claustrofóbicas
Dentro pueden tener varias estancias, que reciben aire del exterior precisamente a través de esa chimenea y de pequeños respiraderos que se colocan en los extremos para que se genere un flujo de aire, una corriente que permite la ventilación. De esa forma entra el aire, pero no el calor ni el frío.
El tamaño, obviamente, varía. Hay cuevas para una familia pequeña y otras con varios dormitorios y cuartos ode baño, pensadas precisamente para que las compartan grupos de viajeros. Normalmente son de estilo rústico y las más golosas tienen todo tipo de comodidades, incluida una piscina exterior. Quienes han estado coinciden en que no son en absoluto claustrofóbicas.
Como las hay de diversos tipos, los precios también varían. Es cuestión de buscar en las numerosas páginas web dedicadas a este tipo de alojamientos, pero, por poner algún ejemplo, una cueva con un dormitorio, cocina, baño y salón, ideal para una pareja, se ofrece en el mes de septiembre a 66 euros por noche. Otra, con tres dormitorios, se alquila por 187 la jornada y tiene capacidad para seis personas.
El campo es casi inabarcable. En sitios especializados como Escapada Rural hay disponibles desde 32 euros por persona y noche, que si se hace una comparación con las referidas en el párrafo anterior, vienen a estar más o menos al mismo precio. Opcionalmente, además, las páginas web de casas-cueva remiten a un buen número de actividades que incluso se pueden contratar antes de llegar al destino.
Visitar el Geopareque o verlo desde arriba en globo son dos de las más deseable. Pero sin salir de la ciudad, hay muchos atractivos. Desde lo más alto, en un mirador que corona precisamente un conjunto de casas-cueva, se divisa un panorama de lo más interesante.
Pero sería imperdonable abandonar Guadix sin echarle un vistazo a su centro histórico y a su imponente catedral, llamada de la Anunciación, construida entre los siglos XVI y XVIII y que aúna elementos del Gótico, el Renacimiento, el Barroco y el Neoclásico.