Eduard Romeu, vicepresidente económico del Barcelona, ha presentado su renuncia al presidente, Joan Laporta, que continúa viendo cómo se despedaza su estructura gubernamental. Abandona el dirigente -“con el trabajo hecho”- cuando quedan poco más de tres meses para el final del ejercicio económico, que se presume con un desvío superior a los 30 millones de euros. A Laporta, así, le han abandonado en las últimas semanas Xavi Hernández (el entrenador presentó su dimisión en diferido el pasado 27 de enero) y el máximo responsable de las cuentas del club (14 marzo). El ya exvicepresidente mantendrá un hilo con el club incorporándose a la Fundació.
Romeu, según informó la entidad azulgrana en un comunicado y él mismo reafirmó después en su emocionada comparecencia pública con Joan Laporta de este jueves, alegó “incompatibilidad” con sus nuevas responsabilidades laborales después de su salida de Audax Renovables, que sirvió como puerta de entrada al club en 2021 tras los avales aportados por él mismo y José Elías, presidente de dicha empresa energética y con quien Romeu rompió hace meses.
Eduard Romeu montó una consultora médica y fue nombrado presidente de la comisión de auditoría de la renovable gallega EiDF el pasado mes de enero. “[Mi nuevo trabajo] me obliga a una dedicación absoluta que no me permite compaginarlo”, insistió Romeu, que quiso recordar que, como vicepresidente del Barcelona y directivo, no tiene sueldo asignado, al contrario que los ejecutivos al uso. El dirigente acudió el miércoles al domicilio de Laporta para exponer al presidente las razones de su salida.
De Giró a Romeu
Se da la circunstancia de que Joan Laporta ha perdido en sus tres años de mandato a las dos personas que debían controlar las cuentas del Barça. El primero fue Jaume Giró, quien sí estaba en la candidatura electoral del presidente, aunque renunció una semana después del triunfo electoral el 7 de marzo de 2021 sin haber llegado nunca a asumir el cargo tras advertir que no tendría el peso que él pretendía.
Alegó “motivos laborales” porque debía irse a Londres para un nuevo trabajo, pero acabó siendo conseller de’Economia de la Generalitat de Catalunya. No llegó a formar parte Jaume Giró de la junta, algo que sí ocurrió con Romeu, una persona externa al grupo inicial del presidente. Era un ‘cuerpo extraño‘ en esa directiva porque no había hecho ni la campaña con ellos.
Además, el peso de Romeu en el Barcelona había ido cayendo en picado en los últimos tiempos mientras crecía la incidencia del tesorero, Ferran Olivé, en quien Laporta se ha ido apoyando en cuanto a las grandes decisiones económicas que afectan a la entidad. Romeu, de hecho, después de que se produjera su salida de Audax, ya había intentó ser CEO del Barcelona (cargo éste sí remunerado), opción que el presidente azulgrana nunca quiso contemplar.
De hecho, es Olivé quien ha prestado avales personales junto al presidente en algunas operaciones. El ya exvicepresidente, en cualquier caso, había intentado mantener su estatus interno pese a los fiascos vividos para salvar la economía de la entidad, como los 40 millones de euros que nunca se ingresaron por parte del fondo Libero y que condicionan cumplir con el próximo presupuesto.
Romeu deja como legado la política de las ‘palancas’, con las que el Barcelona fue vendiendo activos a fondos de inversión y bancos a cambio de poder mantener la competitividad del primer equipo y salvar los cepos del ‘play play’ financiero de LaLiga.
Deuda bruta de 1.200 millones
La obsesión de Eduard Romeu desde que llegó era acabar con una deuda que estrangulaba a la entidad. Cuando el empresario fue nombrado vicepresidente económico, la deuda bruta era de 1.350 millones de euros. La cifra no ha variado demasiado (ahora es de algo más de 1.200 millones), con el agravante de que hay que añadir los 1.450 millones de euros de la financiación del Espai Barça.
La dimisión de Romeu se produce pocos días después de que Maribel Meléndez, la directora corporativa del Barça y la primera ejecutiva económica en un club que se había quedado sin CEO desde la salida de Ferran Reverter en febrero de 2022, dejara también su cargo.
La fuga de ejecutivos y piezas de peso en el Barcelona de Joan Laporta no parece tener fin. Los altos cargos que han huido superan la veintena a algo más de dos años de que concluya el actual mandato presidencial, siendo Eduard Romeu el primer vicepresidente que se aparta de Laporta en esta etapa. En una junta en la que se acumulan amigos y fieles (“la guardia pretoriana”, como la definió el propio Romeu en su despedida), sólo Jordi Llauradó (junio 2023), como directivo del Espai Barça, había decidido antes renunciar a su cargo en la directiva.
David Barrufet (mayo 2021) Mánager general balonmano
Guillem Graell (julio 2021) Director área de marca
Jordi Camps (julio 2021) Director comercial
Ramon Planes (noviembre 2021) Secretario técnico de fútbol
Enric Llopart (noviembre 2021) Área digital
Ferran López (noviembre 2021) Jefe de seguridad
Xavier Martín (noviembre 2021) Director de La Masia
Carles Folguera (noviembre 2021) Área metodología
Ferran Reverter (febrero 2022) Director General del club
Juan Manuel Tabero (marzo 2022) Director de tecnología
Xavier Mas (marzo 2022) ‘Compliance Officer’
Ramon Ramírez (junio 2022) Director de patrimonio
José Manuel Lázaro (octubre 2022) Comunicación área deportiva
Toni Ruiz (octubre 2022) Comunicación área corporativa
Lluís Venteo (mayo 2023) Director de seguridad
Jordi Cruyff (mayo 2023) Secretaría técnica
Jordi Llauradó (junio 2023) Directivo de Espai Barça
Mateu Alemany (agosto 2023) Director de fútbol
Markel Zubizarreta (septiembre 2023) Director de fútbol femenino
Àlex Barbany (septiembre 2023) Director de explotación Espai Barça
Raül Cabrera (enero 2024) Director de ventas del Estadi
Mike Puig (enero 2024) Fundació Barça Genuine
Franc Carbó (febrero 2024) Director de gestión deportiva
Maribel Meléndez (febrero 2024) Directora general corporativa
Eduard Romeu (marzo de 2024) Vicepresidente económico