La actriz Judith Godrèche lleva meses erigida en punta de lanza del movimiento ‘MeToo’ en Francia, concretamente desde que a principios de febrero pasado presentó sendas denuncias contra los directores Benoît Jacquot y Jacques Doillon por violación y violencia sexual o física -por hechos sucedidos cuando ella era una adolescente- y semanas después, durante su intervención en la gala de los Premios César, lanzó una pregunta a la flor y nata del cine galo: “¿Por qué aceptamos que este arte que nos une sea utilizado para el tráfico ilegal de chicas?”.
Y este miércoles la coprotagonista de películas como ‘El hombre de la máscara de hierro’ (1998) y ‘Una casa de locos’ (2002) ha trasladado su lucha contra los abusos sexuales en la industria cinematográfica de su país al Festival de Cannes, donde ha presentado su segunda película como directora, el cortometraje ‘Moi Aussi’ -“Yo también” en castellano, “Me Too” en inglés-; el certamen anunció su inclusión en su programación hace solo una semana, apenas un par de días antes de que empezara a rumorearse que la inminente publicación de una lista de presuntos abusadores podía salpicarlo.
6.000 correos
Al principio de sus 17 minutos, la película presenta a la hija de Godrèche, Tess Barthélémy, en medio de una concentración en las calles de París. La joven, vestida de blanco, pasea entre los presentes, en su mayoría mujeres, que inicialmente se tapan la boca con ambas manos para sugerir un silencio impuesto. Entonces Barthélémy inicia una coreografía que parece simbolizar la libertad de expresión de las víctimas de violencia sexual, mientras una voz en ‘off’ lee sucesivos testimonios de agresiones, violaciones e incestos -la mayoría de ellos de menores, muchas de ellas niñas-, y el cortometraje culmina con un emotivo desfile de los manifestantes frente a la cámara.
El proyecto empezó a tomar forma cuando, tras romper su silencio, Godrèche creó una cuenta de correo electrónico para recoger testimonios de víctimas; pocas semanas más tarde, ya había recibido unos 6.000. “A todas estas personas les prometí que les rendiría homenaje. El 23 de marzo de 2024, alrededor de un millar de ellas se unieron a mí para ocupar una avenida parisina; llegaron de todo el país, e incluso de lugares como Australia”, explica la directora en las notas de producción de la película.
Godrèche, de 51 años, ha sido acusada de mentir tanto por Doillon como por Jacquot. Las alegaciones contra el primero aluden al rodaje en Ibiza de ‘La chica de quince años” (1989), cuando Godrèche tenía precisamente esa edad. Tras decidir en el último momento que él mismo iba a interpretar a un papel inicialmente asignado a otro actor, Doillon habría impuesto la filmación de una escena de sexo -no incluida en el guion- entre su personaje y el de la actriz y, según el testimonio de esta, exigió que se rodaran 45 tomas de ella. Por aquel entonces Godrèche mantenía una relación sentimental con Jacquot; la habían iniciado cuando ella tenía apenas 14 años y él 39, y en el transcurso de los seis años posteriores él la habría violado y sometido a otros abusos y malos tratos.
En 2017 la actriz ya confesó haber sido agredida sexualmente por Harvey Weinstein durante la edición del Festival de Cannes de 1996; según su testimonio, al final de una reunión en el hotel Cap-Eden-Roc de Antibes Weinstein la habría invitado a subir a su habitación para discutir la campaña de márketing internacional de la película ‘Ridicule’, que ella protagonizaba y él iba a distribuir en Estados Unidos. Una vez allí, le ofreció un masaje, que ella rechazó; inmediatamente la agarró y le quitó el jersey, justo antes de que ella pudiera liberarse y salir de la habitación.
Poco después de su intervención en la ceremonia de los César, Godrèche intervino también ante una comisión del Senado galo para instar a los legisladores a que investigaran los delitos sexuales y la discriminación cometidos en el mundo del cine de su país. “Todo el mundo sabe que en la industria cinematográfica, un abusador disfrazado de director hace sufrir a las niñas para hacerlas llorar… Luego queda con ellas en una habitación del ático y se apodera de ellas de verdad”, declaró entonces. Sus palabras surtieron efecto: hace dos semanas, la Asamblea Nacional francesa aprobó la creación de una comisión de investigación sobre abusos y violencia en el cine, el sector audiovisual, las artes escénicas, la moda y la publicidad.
Sueños de ‘choni’
Mujeres sometidas a un entorno hostil son también el asunto central de los dos títulos aspirantes a la Palma de Oro presentados hoy. La adolescente que ocupa el centro de ‘Diamante en bruto’, segunda película de Agathe Riedinger, es una virgen ‘choni’ que pasea por la vida pintada como una puerta, vestida como una princesa de gasolinera y recauchutada por la cirugía; pasa los días revendiendo perfumes robados y haciendo cuanto sea por aumentar sus seguidores en Instagram mientras le reza a San José para que se cumpla su sueño: ser seleccionada como participante en un ‘reality show’ similar a ‘La isla de las tentaciones’. Es un tipo de personaje raramente retratado por el cine de ficción, y el gran acierto de Riedinger está en acercarse a él poniéndose a su mismo nivel, sin mostrarse condescendiente ni castigarla y, por supuesto, sin juzgarla. Prefiere dejar que cada espectador decida qué actitud adoptar frente a ella.
Por su parte, la protagonista de ‘The Girl With the Needle’ es una mujer que se cree viuda hasta que su marido reaparece con el rostro desfigurado a causa de una herida de guerra -la acción transcurre en la Copenhague de 1919-, que entretanto es preñada y posteriormente abandonada por el dueño de la fábrica textil en la que trabaja de costurera, y que después se ve envuelta en lo que parece ser una red de compraventa de niños hasta que se revela como algo mucho peor. Mientras la contempla, el director danés Magnus von Horn demuestra esforzarse por provocarnos incomodidad y rechazo. ¿Qué tipo de reflexiones trata de proponernos entretanto? Misterio.
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