Uno de los efectos de la subida de temperaturas durante los meses de verano es el agravamiento de los síntomas que provocan las varices.
Y es que el calor tiene un efecto vasodilatador que complica el retorno sanguíneo de las piernas hacia el corazón. Como resultado la sangre se acumula en las venas de las piernas provocando la aparición de varices.
Actualmente, la incidencia de varices se sitúa en el 2,6 por ciento en mujeres y en el 1,9 por ciento en hombres, según el estudio Framingham.
Se trata de una investigación longitudinal de cohorte observacional iniciado por el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos que recopila datos prospectivos sobre una amplia variedad de factores de riesgo biológicos y de estilo de vida y sobre los resultados de enfermedades cardiovasculares, neurológicas y de otro tipo en tres generaciones de participantes.
Sumados aquellos tipos de varices en las piernas con un efecto principalmente estético, la prevalencia alcanza a más de la mitad de las mujeres mayores de 50 años.
Síntomas derivados de las varices
Entre los principales síntomas que, más allá del impacto estético que produce la presencia de las varices, los especialistas en angiología destacan:
- Sensación de pesadez en las piernas.
- Dolor.
- Calambres u hormigueo.
- Piernas hinchadas (edema).
- Cambios de coloración de la piel.
Todas estas molestias se intensifican especialmente cuando el paciente permanece mucho tiempo de pie y, por supuesto, con la llegada del calor en los meses de verano.
Termoablación con radiofrecuencia
Uno de los factores de riesgo para la aparición de las varices es la edad. Como explica el doctor César Aparicio Martínez, jefe del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Universitario General de Villalba, con el paso de los años “las varices van dilatándose” y llega un momento en el que resulta necesario optar por la cirugía para abordar este problema de salud.
En este sentido, los especialistas disponen de varias opciones como la safenectomía (extracción de la vena safena). Pero desde hace un tiempo existe otra técnica considerada muy efectiva y menos invasiva, la termoablación con radiofrecuencia.
- “Su ventaja principal es que disminuye el número de incisiones y evita las heridas internas que se producen al quitar la safena en la safenectomía, lo que hace que el dolor postoperatorio disminuya y facilita la recuperación y la vuelta a la actividad habitual”, explica el doctor Aparicio Martínez.
Es precisamente su carácter menos invasivo, lo que hace que “si bien la mayoría de las intervenciones se realizan en pacientes de entre 40 y 60 años, al tratarse de una técnica mínimamente invasiva, se están llevando a cabo hasta los 70 o 75″, explica el cirujano.
A pesar de esta ampliación en la edad del paciente, lo cierto es que, para someterse a la termoablación con radiofrecuencia, es necesario que el especialista realice un estudio previo y un eco doppler del sistema venoso del paciente.
- “Tenemos que asegurarnos de que el sistema venoso profundo funciona bien, puesto que vamos a anular el superficial por estar varicoso”, dice el doctor Aparicio, destacando la necesidad de “comprobar que la safena no está demasiado superficial para no correr el riesgo de abrasar la piel y, por último, de confirmar que no haya muchas elongaciones que impidan pasar el catéter a través de la safena”.
“Poder realizar esta técnica nos permite ofrecer a nuestros pacientes las técnicas más avanzadas y menos invasivas con la mayor seguridad y confort”, apostilla el experto. Para ello, tras una formación específica e intensiva inicial combinada visitas a distintos centros que ya utilizaban la termoablación para el tratamiento de varices, su aplicación se instauró en el General de Villalba, cuya experiencia cada vez mayor está confirmando su uso por resultados y eficacia.