El azulgrana Àlex Abrines ha llegado a tiempo a los Juegos Olímpicos de París después de superar a contrarreloj por culpa de una rotura tan pequeña e inoportuna en los isquios que le hizo perderse el Preolímpico.
El balear es posiblemente el mejor especialista en el tiro del equipo con una salida del bloqueo directo a dos pies al alcance tan solo de los elegidos. Esa vehemencia con la que se emplea en ambas canastas lo lastra en ocasiones con pequeñas lesiones musculares que le hacen tener que recuperar la forma varias veces cada temporada.
Prensa Ibérica habló con Abrines en los días previos al debut de La Familia el 27 de julio a las 11.00 horas en el ’destierro’ de Lille frente a Australia. Con la fuerza del bloque como gran seña de identidad y con Scariolo al frente, España ya sorprendió en el Preolímpico y en el pasado Europeo. Ambición, humildad y solvencia serán los ‘let motivs’.
Lo primero, ¿cómo se encuentra?
Bien. La verdad es que todavía no puedo decir que al cien por cien, pero estoy haciendo todo con el equipo y salvo alguna molestia te diría que bien.
¿Cómo valora la confianza de Scariolo?
Pues lo valoro mucho, tanto yo como mis compañeros. Te da esa confianza que es muy importante para jugadores como yo, que soy un tirador y tengo que salir y meterlas. Es un respaldo que nos da a todos. Por eso después los porcentajes van para arriba.
¿Cómo convive con esas pequeñas lesiones que le llegan cuando mejor está?
Es difícil. Creo que es más que físico es un tema mental. Es verdad que ahora lo llevo mejor con la experiencia de los años e intento controlar todo lo que puedo y trabajo mucho para minimizar los riesgos sobre todo de cara al verano, porque me ha pasado varias veces e incluso me he perdido grandes citas por tener que parar.
Estoy dispuesto a exponer mi cuerpo en beneficio del equipo, pero a veces le echo la bronca, porque me falla
¿Es el precio que paga por ir al máximo en ataque y en defensa?
Puede ser. Muchos me dicen que peco de no saber controlarme y cuando van pasando los años uno se hace mayor y tengo que aprender a dosificarme, pero es verdad que hay pocos jugadores que vayan tan a tope en las dos partes de la pista. Estoy dispuesto a exponer mi cuerpo en beneficio del equipo, pero a veces le echo la bronca, porque me falla. No soy un privilegiado por lo visto en este apartado y tendré que trabajar más.
Me decía Sergio Lozano, del Barça de fútbol sala, que si se controlase no sería Sergio Lozano. ¿Es algo así?
No, no. No me compares con él, porque lo ha pasado muchísimo peor con lesiones muy largas (cuatro graves en la rodilla derecha). Dentro de la mala suerte, lo mío son lesiones de pocas semanas salvo una única operación de rodilla. Cuando el cuerpo está acostumbrado a un ritmo, por poco que lo pares después te duelen otras cosas, porque intentas proteger la zona dañada. Es difícil volver a ponerse a tono.
¿Qué recuerda del bronce de Río?
Es lo más grande que he ganado. Aquella medalla olímpica en un gran momento de una generación extraordinaria es el tope de mi carrera y obviamente lo quiero volver a vivir ganando otra.
¿El Abrines de aquel problema mental que le hizo regresar de la NBA estaría orgulloso del actual?
Al cien por cien. Al principio no lo veía claro, pero conforme pasaban los meses quería demostrarme a que no he iba a retirar una lesión mental, que yo era más fuerte y con mi trabajo conseguí salir adelante y poco a poco recuperar lo que era. Te diría que ahora estoy mejor que antes, disfruto más de todo.
Quería demostrarme que no he iba a retirar una lesión mental, que yo era más fuerte
¿Esta selección es un equipo con mayúsculas?
Para mí somos el mejor equipo como conjunto, el que juega mejor y el que mejor se prepara. Hay otros con muchísimo más talento, sobre todo Estados Unidos, pero el destacar como bloque es lo que nos hace competir cada partido.
¿Le gusta ver a Willy tan feliz después de una temporada dura?
Me alegro muchísimo por él. Yo soy el primero que quiero a este Willy en el Barça. Aquí es diferente. Uno se puede adaptar mejor o peor, pero aquí es nuestro referente interior y sabemos cómo buscarlo. De hecho, lo buscamos mucho más que en Barça.
¿Asusta el grupo con Australia, Grecia y Canadá es un reto mayor?
Es una motivación extra. Hemos visto todas quinielas y los tres rivales salen por encima de nosotros en todas. Somos los malos del grupo. Parece que nadie da un duro por nosotros, pero somos los actuales campeones de Europa cuando no éramos ni mucho menos favoritos. Pasarán a cuartos los que mejor estén más allá de favoritismos y de quinielas.
¿Le gusta ese papel de víctimas?
Nosotros siempre nos hemos acostumbrado a todo. Hace 15 o 20 años cuando partíamos un poco más como favoritos, respondíamos. Y cuando no lo hemos sido, también hemos respondido casi siempre. Nos hemos adaptado a todo tipo de circunstancias y es para estar orgulloso de todas las generaciones.
He hablado dos veces con Peñarroya y para mí es un tío de diez
Por cierto, cambiando de tercio… ¿ha hablado con Joan Peñarroya (nuevo técnico del Barça)?
Sí, claro. Dos veces. Hablamos el día que se anunció su fichaje y la semana pasada. Nada, hemos comentado cuatro cosas y me pareció un tío muy cercano con el que se puede hablar muy bien. Con el poco contacto que hemos tenido, para mí es un tío de diez.
¿Sigue los problemas que está teniendo el Barça para encontrar los refuerzos adecuados o está un poco al margen ahora?
Hombre, como capitán soy el primer interesado y siempre intento estar en contacto con el mánager generalo y con Mario (Bruno Fernández) para hablar de planes. Ya tenemos a Joan y a Kevin (Punter). Se habla mucho de los fichajes que se han caído, pero habrá que adaptarse y hacer un trabajo excelente para que las piezas nuevas y que faltan por llegar nos ayuden a dar un pasito adelante.