No hay final fácil. Suena a tópico, pero no puede ser más cierto y a la vez estar más trillado. Sin embargo, no es baladí. El Barça y la Real Sociedadse diputarán este sábado (19h, La1 y TV3) la Copa de la Reina en una final que enfrenta una misma manera de entender el fútbol. Jonatan Giráldez y Natalia Arroyo, amigos y en esta ocasión rivales, buscarán imponer su ley, pese a que el conjunto azulgrana parte como claro favorito. Las culers tendrán este sábado el duelo en la Romareda (Zaragoza) como ensayo general de la final de la Champions que disputarán justo una semana más tarde tan solo a 295 Km de distancia.
El Barça no debe hacerse trampas al solitario. La cita de Copa merece todos los galones que conlleva una final y desde el vestuario azulgrana saben de la trascendencia. El gran objetivo es el póquer de títulos, hasta ahora inédito, y ello pasa por volver de Zaragoza con la copa. Los dos conjuntos se quedan sin líder de cara a la temporada que viene. Giráldez se marcha a Estados Unidos mientras que aún no se conoce el destino de Arroyo, que anunció su adiós tan solo hace unas semanas.
Además de para los dos técnicos, algunas jugadoras dirán adiós a sus colores este verano. Una de ellas es Sandra Paños. La portera azulgrana de 31 años, histórica y referente dentro del vestuario culé, dejará este año de vestir la zamarra culer, ya que finaliza contrato este 30 de junio y no se ha acordado una extensión del mismo. Tras 9 temporadas, su papel ha pasado a ser secundario desde este verano, donde Cata Coll ha asumido un relevo generacional tras despuntar en la consecución del Mundial. Si no hay cambio de última hora, Paños ocupará la portería ante la Real Sociedad, en un adiós a toda una leyenda del Barça.
“Afronto este partido con muchas ganas. No ha sido un año fácil para mí. Quiero aportar lo máximo al equipo y disfrutar lo que me queda en el club”, explicaba la portera. “Estoy tranquila y feliz. Con ganas de poder disputar la final. Hay un título en juego y no hay mejor manera de afrontar un partido”, relataba Paños sobre el que puede ser el último partido como culé tras casi una década.
En la Romareda se espera llenazo (tiene capacidad para 33.608 aficionados). Un primer adelanto de lo que se verá el próximo sábado en Bilbao, en el que se espera que sea el mayo desplazamiento de la afición culé en la história de la entidad azulgrana.